ELLOS
Elisabeth Moreno Terroba
Elisabeth Moreno Terroba
Manifiesto gris.
Este es el siglo del cambio; la revolución se está alzando.
Este es el siglo del no género, de la no fobia, de la no huída.
Este es el siglo de la muerte del animal.
Soy heterófobo... Odio, o me da asco, todo, absolutamente todo, lo que tiene que ver con los extremos irracionales. Odio tanto el negro como el blanco, el sí y el no; sólo respeto la gama de grises, y veo factible una duda, o como mínimo una pregunta, ante tales respuestas radicales.
Mi odio no es hacia l@s heterosexuales, mi asco proviene de ell@s, pero no se lo devuelvo gratuitamente. He encontrado heterosexuales que sienten, empatizan y se comunican abiertamente sin miedos (llamémoslos arm rios); éstas personas son de mi comunidad tanto como l@s homosexuales, transexuales y bisexuales.
Mi odio va dirigido a aquellos humanos que se parecen a nosotr@s, pero que no son personas. Va dirigido a l@s que me censuran por sus prejuicios hacia el color rosa (la guerra, el movimiento y la lucha rosas).
Pero mi color no es rosa, es gris. El color de la libertad, de la multiplicidad, del raciocinio más puro no es otro que el gris.
Gris simboliza la pregunta sobre el vaso, sobre la mente, sobre la vida. Gris está en (y es) el medio; como yo, como tod@s mis herman@s.
Gris es mi verdad (que no es a medias), mi destino (indeciso), mi camino (ambivalente)... Gris soy, y no por eso soy menos colorid@ que los demás.
Arrojemos la duda a la masa, propongamos la antítesis antes de responder, pronunciemos “gris” ante cualquier pregunta... Y no pretendo ningún nihilismo (existencialista) absoluto, sino una premisa, antepuesta, para preguntarnos aún más sobre lo que sea verdad o no (porque ya sabemos que no es así de fácil), sino para saber realmente cuál es el contenido de nuestras cabezas ante los mensajes subliminales de nuestras sociedades (hegemonías patriarcales, machistas y heterocéntricas).
Para ello esta actitud gris debe comenzar con una educación activa de l@s animales que pueblan nuestras casas. Hay que tomar la determinación de ser tajantes en nuestro trato con ell@s, y no por darles el cambio a su moneda, sino porque ésta es la única manera de evolucionar.
No se puede cambiar la mente de la masa, pero se puede inculcar empatía.
L@s que tenemos gris en la mente y vivimos gris, cambiamos y rompemos los esquemas prejuiciosos que nos han mantenido aletargad@s este tiempo.
Es tiempo de ser sinceros y mostrar nuestro color.
Somos gris, y no hay más.
Crístoffer Sevilla.